Los pobladores de esta zona cuentan que un antiguo pescador Llamado Claudio Alcántara, en una oportunidad se dirigió a la Caleta de Carquin a mariscar (sacar mariscos) y notó que el mar estaba en bonanza (marea baja) todo que le permitió bajar a fondo de un acantilado más o menos a 80 metros de profundidad para sacar mayor cantidad de mariscos.
Cuando estaba pescando sintió que el mar se agitaba (embravecido) y viendo que no podía salir se metió a un boquerón llamado “Volantín” para refugiarse, y se dio con la sorpresa que en este lugar había un hermoso valle con muchos sombríos, especialmente frutales.
Además, vivían muchas personas de piel blanca con cabellos dorados (gringos). Habían más mujeres que hombres, una de ellas se le acercó e interrogó sobre qué hacía en ese lugar y él le contó a la mujer lo que Ie había sucedido, entonces ella le dijo que tenía que regresar inmediatamente a su sitio porque faltaba poco tiempo para que lleguase el guardián de ese lugar, y que él se quedaría encerrado como ella para siempre, de no salir a tiempo.
Entonces el señor Alcántara buscó la manera de salir del boqueron, luego se dio cuenta que este se estaba cerrando con el mar, por lo que él se apresuró en salir.
Una vez fuera sintió que el mar, estaba calmado y ayudándose con una soga se subió arriba del acantilado logrando salir.
Al Llegar a su destino busco su ropa que había dejado, pero no encontró nada; entonces inmediatamente se dirigió a su casa y al llegar su familia extrañada le recibió con abrazos y Llanto. Él se quedó como sorprendido, luego su familia le pregunto ¿dónde había estado? y les contó lo sucedido, por lo que decidió ir en busca del huequeron, pero ya no estaba. Con el tiempo el pescador fue adelgazando y falleció.
A mí me consta cuando yo era joven solía pescar pejerrey en una chalana con un amigo ya de edad, al frente de la piscina el Inka, en una noche de luna estaba el suscrito se encontraba en los remos mirando hacia la orilla, observo a una mujer vestida de blanco, así como las mujeres que se van a casar, corriendo desesperada con dirección a Carquín, me suponía que salió del boquerón. En ese momento mi amigo me comento que era la viuda que salía a buscar su marido.
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