Como cada 1 de noviembre cientos de personas acudieron al Cementerio General de Huacho para rendirle un homenaje a aquellos seres que ya partieron a la presencia del Señor, pero cuyo recuerdo permanece grabado en la mente de sus familiares y amigos.
La jornada comenzó desde muy temprano con el cierre de calles, para impedir el acceso de vehículos a todo el perímetro circundante del cementerio, y facilitar el libre tránsito de las personas que acudian a él.
Pequeños y grandes; familias enteras; en el silencio, o al ritmo de guitarra y cajón, buscaron perpetuar y conectarse, por un momento, a través de oraciones y reverencias, con aquellos que ya no están, pero cuyo legado sirve de inspiración para generaciones que buscan seguir sus pasos, como Alfredo Zurita Barrenechea, hijo del desaparacido alcalde provincial Pedro Zurita, cuyos restos descanzan en la Cripta de los Héroes.
Una gran cantidad de comerciantes se apostaron en los exteriores del Campo Santo, quienes hicieron su agosto en pleno noviembre, con ceviches, tallarines, gelatinas, adornos y las tradicionales flores, infaltables en esta temporada.
La rosa y el gladiol fueron las más pedidas, según nos comentó doña Liliana De Las Casas, quien lleva muchos años en el negocio y espera con ansias estos días para sacar un sencillo extra "hay que aprovechar las fechas festivas, pues son en las que más se venden" refirió.
La seguridad y el orden no fueron ajenos, personal de serenazgo y la policía municipal inspeccionaron cada establecimiento para garantizar la limpieza y salubridad, sobre todo, en el rubro de comidas "hemos decomisado ollas, platos, fuentes y sartenes muy deterioradas" indicó, David Loza, gerente de sevicios públicos de la Municipalidad Provincial.
En el interior del cementerio, lo más solicitado, fueron las escaleras y las bocanadas de agua para las flores, a cargo de jovencitos que recorrían todo el lugar; al igual que Pablo Guerrero, cantante, quien puso la nota musical a ritmo de guitarra y cajón, evocando sentimientos de nostalgia a través de canciones, con las cuales también, rendía un homenaje a la distancia, a sus padres fallecidos en Talara "tengo una cruz mayor que siempre al iniciar mi faena, le rezo y ellos me dan fuerza". refirió.
Una delegación de la institución educativa Flor de María Drago, también recorrió los pasillos del lugar buscando recolectar fondos, para la compra del terreno donde actualmente se ubica el colegio, mediante la venta de poemarios y la colaboración volunatria de la gente.
Un día para recordar, para estar más cerca, para estar presente, pero sobre todo, para no dejar en el olvido a quienes ya no vemos más, pero cuya presencia permanece más viva que nunca.
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