miércoles, 19 de noviembre de 2014

LOS ULTIMOS DIAS DE ALVARADO: CRÓNICA DE UNA GESTION EN CAIDA


Como el sol en el ocaso así  vive la actual gestión sus últimos últimos al frente del Gobierno Regional de Lima, que encabeza Javier Alvarado junto a su séquito de funcionarios y ayayeros.

Cuatro años de gestión que dejan un sinsabor de escándalos marcados por las denuncias que coronaron al actual mandatario desde mucho antes de asumir el poder y que incrementó en su curriculum tras ser juramentado como presidente de las nueve provincias.

Hagamos un repaso, resulta de más, mencionar el caso FINVER o Telefónica que desde Cañete hacían eco, como címbalo que resuena en medio de una banda que parecía disiparse en la distancia.

El primer escándalo que afrontaría Alvarado, se lo debe agradecer a Lita Román, su vice presidenta, quien a lo ocho meses de gestión asumió el mando de la región tras un viaje de capacitación, que el presidente hiciera.

Horrorizada, Román, aseguraba haber descubierto una serie de actos presuntamente irregulares en la administración que alcanzaban al gerente general, Luis Fernández estrella; esto habría motivado que no se le permitiera el ingreso al despacho presidencial y se viviera todo un caos que finalmente terminó por defenestrarla del Gobierno Regional al regreso del rey toro.

El segundo escándalo, es uno más propio para Huacho, en todos sus colores, pues nadie olvida, la inefable frase que acuñara Enith Díaz Rodríguez, directora de la UGEL 09, quien aseguraba no querer volver a Huacho “ni siquiera por la carretera”; un acto que le generaría el rechazo y ser declarada persona no grata en la región, pero que no fue impedimento para que Alvarado la “reubicara” en Barranca, lo que nos hace pensar que tal vez la llevó a esa provincia en barco o en avión.

El tercer escándalo, llegaría de la mano de uno de sus aliados de campaña y que lo acompañara en el primer año de travesía, nos referimos a Miguel Ángel Mufarech, quien tras vivir una luna de miel con el oficialismo, se convirtió en uno de los opositores más recalcitrantes, denunciando actos presuntos de corrupción; no sabemos que fue, pero lo cierto es que Alvarado empezaba a repeler a sus aliados y otrora defensores.

El cuarto escándalo, era como un flashback  que alcanzó a la consejera de Cañete Liliana Torres, a quien un juzgado de esa provincia  dispuso su ubicación y orden de captura a nivel nacional para la lectura de sentencia por el caso Telefónica-Asia, que mediante un habeas corpus logró librar; un ejemplo, que meses más tarde Alvarado seguiría con resultados similares.

El quito escandalo vendría de las mismas entrañas de la administración de Javier Alvarado, luego que el entonces director regional de producción, Manuel Díaz Carrillo,  mostrara su alejamiento del toro denunciando la vanidad que envuelve a Alvarado y una serie de hechos que él consideraba irregulares; y pensar que este personaje fue la roca fuerte de Patria Joven en el norte chico, durante la campaña pasada; sin duda, algo tenía ese toro que horrorizaba a todos.

 El último, como un abortivo, vendría luego que el Consejo Regional de Lima conformara una comisión que investiguara los presuntos vínculos entre Javier Alvarado y Oscar Lopez Meneses; personajes que estudiaron en el CAEM y que esto habría conllevado a la adquisición de más de 100 ambulancias por un mismo proveedor, según el sustento del pedido.

Es indudable mencionar otros casos como Cancaya, la sede, las laptops, la paralización de la factibilidad del Hospital Regional de Huacho o la falta de equidad en la distribución del presupuesto regional, y el pin pon de denuncias entre Lita Roman y Alvarado que se convirtió en una telenovela barata junto a un antagonista de corte bufonesco, Rogger Taboada.

Sea como fuese lo cierto es que Alvarado pasará a la historia por ser el presidente regional que polarizó el norte y sur de la región en un sentimiento profundo que nos alejó mas que la distancia que Lima Metropolitana impone en territorio.

Un presidente regional que se vanagloria por alcanzar los primeros lugares en capacidad de gasto pero que no refleja las obras de impacto para la región, que no cumplió su promesa de trasladarse al palacio regional el primero de enero del 2011 y que pasó a ser considerado “el super alcalde” por regalar cemento, toretes y laptops en una actitud populista y endulsada con un verbo florido. Ojala dios se acuerde de la región y sus nueve provincias; y como reza un viejo dicho, apago el televisor, click.  

          

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